Elsa Campón: “Siempre busqué pensar en el otro y dar lo mejor de mí”

Después de 38 años de trabajo ininterrumpidos en nuestra Institución, Elsa Campón se jubiló. Atenta, observadora, con un gesto positivo en su rostro, Elsita siempre se destacó por su cercanía con los alumnos y también con los docentes. Durante muchos años ejerció el rol de coordinadora de los grupos de Secundaria, ya en los últimos tiempos se dedicó a la secretaría.

Por varios pasajes de la entrevista se emocionó, pero está feliz con este paso en su vida. “Es difícil pensar en lo que dejé. Lo que sí, con lo que pasó en los últimos días, me hizo pensar que sí debo haber dejado algo, por tantas muestras de cariño, de amor, de cercanía, de afecto; fue tanta la demostración que entonces eso me hizo recapacitar y ver que sí dejé algo”, contó antes de ir al gimnasio, una de las actividades que empezó a hacer en esta nueva etapa de su vida.

«Mi pensamiento fue siempre tratar de dar lo mejor, de pensar en el otro, de que el otro tiene su vida, sus dificultades, sus problemas. Tratar de alguna manera que ellos sientan la presencia de Dios, hay mucha gente en el Colegio que de repente trabaja y no siente tanta cercanía. Yo cuando jorobo en la sala de profesores, con que ‘es el Espíritu Santo’, es para dejarles cositas, para que sientan que la presencia de Dios está cerca”, dijo.

Sobre las cosas que el San Isidro le dejó, Elsa afirmó: “Son tantas que sin innumerables realmente. Lo primero es que me pude desarrollar como persona, pude crecer en todos los aspectos. Tuve la dicha de estar en un trabajo donde la cercanía de Dios es importante y pude crecer en la fe. Poder desarrollar la fe, eso es lo primero. Lo siguiente es que, así como crecí en la fe, crecí como persona, tener una familia, tener hijos que me han dado muchísimo, que los pude educar acá. Conocí mucha gente, los alumnos… Cuando yo empecé también tenía mucha inexperiencia y de repente esos no fueron los mejores años para los alumnos porque era la botona y no era una persona muy cercana. Eso con el tiempo lo fui aprendiendo, lo fui mejorando y me acerqué más a los alumnos. Siempre me traté de acercar más al más débil, al que tenía más dificultades. La riqueza de tener variedad de educadores te da la posibilidad de que unos se acerquen a determinados alumnos y otros educadores a los que vos no le llegás tanto”.

Y prosiguió al contar, lágrimas de por medio, que “los recuerdo a todos con mucho cariño, con afecto, me da placer verlos que han crecido, que tienen hijos, que ahora somos educadores de sus hijos. O cuando vienen, después de mucho tiempo, a buscar un certificado y poder preguntarles qué es de su vida y cómo han desarrollado su vida, que de repente sin querer aportamos un granito de arena. Es muy difícil a la distancia ver qué les dejaste. Sí lo he visto en casos puntuales que de repente se tomaron un tiempito para escribirme, para decirme algo, y he tenido esos casos gracias a Dios. Ahí te cae la ficha que realmente fuiste importante en sus vidas”.

Elsa se refirió al estar tantos años trabajando en un mismo lugar, en el mismo centro educativo. “Pertenezco a otra generación. Las generaciones más nuevas tienen ese perfil, donde se cambia más. Yo soy de una generación más antigua, donde era común pertenecer mucho tiempo trabajando en el mismo lugar; de repente no tanto en la rama de la docencia directa, porque ahí se van abriendo otras puertas, otros colegios o liceos, y la gente va optando. En mi caso, como era docencia indirecta… Yo siempre me sentí cómoda acá, habrá habido mejores momentos, otros peores, pero siempre trabajando cómoda”.

Por último, sobre el carisma salesiano, Elsa dijo que “lo viví como alumna. Cuando empecé a trabajar acá recién ahí conocí el sistema preventivo de Don Bosco, empecé a hacer cursos y cosas para ir aprendiendo sobre eso. Ni hablar que Don Bosco juega un papel muy importante, y María Auxiliadora también. Pero siempre me queda una cosita y es que a veces me parece que dentro del Colegio Salesiano me queda eso de que mencionamos mucho a Don Bosco, y está perfecto, pero no tenemos que olvidarnos que la primera finalidad de Don Bosco era acercar a los jóvenes a Dios, y a veces nosotros queremos acercar a los jóvenes a Don Bosco, y nos olvidamos de la trascendencia a Dios. Don Bosco debe ser el vehículo para acercarnos a Dios, pero no olvidarnos de eso, de que Don Bosco era un gran cristiano que se puso como meta acercar los jóvenes a Dios, a evangelizar”.

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